Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.

151. Todas las cosas son ecos de la Voz que habla por Dios.
Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
152. Tengo el poder de decidir.
Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo
Audio texto Lección 171 Maya Lacuara
Material de apoyo por Jorge Pellicer Lección 171
Ayuda para las lección 171 de  Robert Perry  y Allen Watson

151. Todas las cosas son ecos de la Voz que habla por Dios.
Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
152. Tengo el poder de decidir.
Dios es sólo Amor y, por ende, eso es lo que soy yo.
Instrucciones para la práctica , Ver las instrucciones del Quinto Repaso
Comentario
¡Otro repaso! Mientras lees la Introducción al Quinto Repaso, te darás cuenta de que no se dan instrucciones detalladas para la práctica. El resumen, que se da en el párrafo 11, es la única referencia a la práctica real que se espera que hagamos. Un rato por la mañana, un rato por la noche, y tener la idea en nuestro recuerdo a lo largo de todo el día, ésa es toda la instrucción que se nos da. A decir verdad, las instrucciones completas se dieron en la Lección 153, párrafos 15-18. Allí, se dijo que las instrucciones seguirán “un formato que vamos a utilizar por algún tiempo” (L.153.15:1). Ese “por algún tiempo” todavía continúa.
En los diez días del repaso, comentaré principalmente la Introducción al Repaso, en lugar de las ideas que se están repasando. Hoy trataré de los tres primeros párrafos, y luego un párrafo cada día durante las restantes nueve lecciones del repaso. La idea central del repaso es: “Dios es sólo Amor y, por tanto, eso es lo que soy yo”. Se nos dice (4:2) que cada uno de los veinte pensamientos que estamos repasando aclara algún aspecto de este pensamiento central, también intentaré señalar algunas de las maneras en que las dos ideas del día están relacionadas con El pensamiento central.
La Introducción a nuestro repaso empieza con una poderosa petición de que tomemos nuestras prácticas más en serio, “para poner más de nuestra parte y dedicar más tiempo a nuestro empeño” (1:2). Una vez más, como en el Cuarto Repaso, se nos recuerda que esta serie de lecciones está planeada para ayudarnos a prepararnos “para un nuevo nivel de entendimiento” (1:3). El Cuarto Repaso dejó claro que esto se refiere a la Segunda Parte del Libro de Ejercicios: “Esta vez… nos estamos preparando para la segunda parte del aprendizaje en la que se nos enseña cómo aplicar la verdad” (L.rIV.In.1:1). La comprensión de que nos estamos preparando para algo más, un cambio a otra fase, se pretende que motive nuestros esfuerzos “para poder seguir adelante con mayor certeza, mayor sin­ceridad y mayor fe” (1:4). Se tiene la sensación de que la eficacia de la segunda mitad del Libro de Ejercicios depende, en gran medida, de cuánto tiempo y esfuerzo estamos dispuestos a poner en nuestra práctica ahora, en este momento.
Recuerdo las primeras veces que hice el Libro de Ejercicios, siempre me daba la sensación de que la segunda parte era un desastre. Decepcionante. También recuerdo que no hacía serios esfuerzos para seguir las instrucciones de la práctica, sólo leía la lección por la mañana. Estoy completamente convencido de que hay una relación directa entre estos dos hechos: mi débil práctica y mi sensación de decepción.
El Libro de Ejercicios reconoce que hemos estado flaqueando, y que hemos tenido  dudas que nos han hecho esforzarnos menos en las prácticas. No nos sermonea por ello, pero sí deja claro que si queremos resultados, tenemos que seguir el programa. La recompensa será “una mayor certeza, un propósito más firme y una meta más segura” (1:6).
En mi opinión, la oración de los párrafos 2 y 3 es muy buena para utilizarla cada día, durante este repaso. No necesita comentarios, el significado de cada frase está muy claro. Es una oración para esforzarnos en la práctica. Es una afirmación de confianza en que, si nos olvidamos, tropezamos, o nos extraviamos, Dios nos lo recordará, nos levantará y nos llamará para que volvamos a ellas.
Los dos pensamientos de hoy se relacionan fácilmente con el pensamiento central. Si Dios es sólo Amor, y yo también soy sólo amor, entonces todas las cosas son ecos de Su Voz. Todo es un aspecto de Él. La decisión a la que me enfrento, hoy y cada día, es si aceptar o no este hecho. ¿Quiero vivir hoy como una expresión del Amor de Dios, o quiero elegir intentar lo que es imposible: ser otra cosa?
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Extracción del libro de textos
Cada día, cada hora y cada minuto e incluso cada segundo, estás decidiendo entre la crucifixión y la resurrección; entre el ego y el Espíritu Santo.  El ego es la elección en favor de la culpabilidad; el Espíritu Santo, la elección en favor de la inocencia.  De lo único que dispones es del poder de decidir.  Aquello entre lo que puedes elegir ya se ha fijado porque aparte de la verdad y de la ilusión no hay más alternativas.  Ni la verdad ni la ilusión traspasan los límites la una de la otra, ya que son alternativas irreconciliables entre sí y ambas no pueden ser verdad.  Eres culpable o inocente, prisionero o libre, infeliz o feliz.
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