No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
190. Elijo el júbilo de Dios en lugar del dolor.
El dolor es mi propia invención. No es un pensamiento de Dios, sino uno que yo pensé aparte de Él y de Su Voluntad. Su Voluntad para Su Hijo bien amado es dicha y sólo dicha. Y eso es lo que elijo en lugar de lo que yo inventé.
No soy un cuerpo. Soy libre.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
Pues aún soy tal como Dios me creó.
Audio texto Lección 210 Maya Lacuara
Material de apoyo por Jorge Pellicer Lección 210
Ayuda para la lección 210 de Robert Perry y Allen Watson
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó
190. Elijo el júbilo de Dios en lugar del dolor.
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó
Instrucciones para la práctica , Ver las instrucciones del Sexto Repaso
Propósito:
COMENTARIOS SOBRE LA PRÁCTICA
Repasar cuidadosamente las últimas 20 lecciones, cada una de las cuales contiene todo el plan de estudios en su totalidad y, por lo tanto, es suficiente para la salvación, si se entiende, se practica, se acepta y se aplica sin excepción.
Tiempo de quietud por la mañana/ noche: por lo menos quince minutos.
Repite: “No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó”.
Cierra los ojos y abandona todo lo que abarrota tu mente, olvídate de todo lo que crees saber. Dedícale el tiempo al Espíritu Santo, tu Maestro. Si te das cuenta de algún pensamiento de distracción, de inmediato niega que seas su presa, asegurándole a tu mente que ya no lo quieres más. Luego abandónalo y sustitúyelo con la idea del día. Di: “No quiero este pensamiento. El que quiero es ________” (la idea del día).
Repite: “No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó”.
Cierra los ojos y abandona todo lo que abarrota tu mente, olvídate de todo lo que crees saber. Dedícale el tiempo al Espíritu Santo, tu Maestro. Si te das cuenta de algún pensamiento de distracción, de inmediato niega que seas su presa, asegurándole a tu mente que ya no lo quieres más. Luego abandónalo y sustitúyelo con la idea del día. Di: “No quiero este pensamiento. El que quiero es ________” (la idea del día).
Observaciones: Estamos intentando ir más allá de las formas especiales de práctica porque lo que estamos intentando es ir más de prisa por una senda más corta que nos conduce a la serenidad y a la paz de Dios, que es nuestro objetivo.
Recordatorios cada hora: Repite: “No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó”.
Respuesta a la tentación: No dejes pasar un solo pensamiento trivial sin confrontarlo. Si adviertes alguno, niega su dominio sobre ti y apresúrate a asegurarle a tu mente que no es eso lo que quiere. Luego descarta tranquilamente el pensamiento que negaste y de inmediato y sin titubear sustitúyelo por la idea con la que estés practicando ese día, diciendo: “No quiero este pensamiento. El que quiero es ________” (la idea del día).
COMENTARIOS SOBRE LA PRÁCTICA
Intentamos abandonar las palabras.
Intentamos abandonar las formas especiales de practicar.
Intentamos abandonar las formas especiales de practicar.
Para las sesiones de práctica más largas nuestras únicas instrucciones son:
Vaciar nuestra mente de todo lo que la abarrota y olvidar todo lo que pensábamos que sabíamos.
Entregamos nuestras sesiones de práctica al Espíritu Santo, Quien nos enseñará qué pensar, decir y hacer, y Quien guiará nuestras sesiones de práctica.
Vaciar nuestra mente de todo lo que la abarrota y olvidar todo lo que pensábamos que sabíamos.
Entregamos nuestras sesiones de práctica al Espíritu Santo, Quien nos enseñará qué pensar, decir y hacer, y Quien guiará nuestras sesiones de práctica.
Hay dos excepciones a esta falta de estructura:
Se nos dice que no dejemos pasar ningún pensamiento vano o distraído sin respuesta durante nuestro tiempo de quietud.
Se nos dan unos pocos pensamientos concretos (unas pocas líneas) para la lección de cada día, para que nos ayuden en nuestra práctica.
Se nos dice que no dejemos pasar ningún pensamiento vano o distraído sin respuesta durante nuestro tiempo de quietud.
Se nos dan unos pocos pensamientos concretos (unas pocas líneas) para la lección de cada día, para que nos ayuden en nuestra práctica.
Comentario
Si viéramos claramente que ésta es nuestra elección -la alegría o el dolor-, ¿habría alguna dificultad en elegir?
Aprender que ésta es la única elección es lo que lleva tanto tiempo.
Estamos enormemente confundidos acerca de lo que nos hace felices. Estamos convencidos de que nuestro cuerpo nos puede proporcionar felicidad. Estamos convencidos de que una relación sentimental buena nos puede proporcionar felicidad. Estamos seguros de que renunciar a ciertas cosas de este mundo nos traerá mucho sufrimiento. Se necesita tiempo, y a veces la ilusión de “renunciar”, para aprender que no renunciamos a nada. “Se tiene que haber aprendido mucho, tanto para darse cuenta de que el mundo no tiene nada que ofrecer como para aceptar este hecho” (M.13.2:1).
“El dolor es mi propia invención” (1:2). ¡Qué afirmación más sorprendente! El dolor es una idea que yo he pensado por mi cuenta, no con Dios. El dolor está intentando encontrar la felicidad en este mundo. Me he enseñado a mí mismo que el mayor placer de todos es la autonomía total, la independencia completa, bastarme a mí mismo por mi cuenta. Yo he elegido esto y, al hacerlo, he inventado el dolor. Ahora, estoy aprendiendo a elegir la Voluntad de Dios en lugar de lo que yo he inventado, la alegría en lugar del dolor. “Te estoy enseñando a que asocies la infelicidad con el ego y la felicidad con el espíritu” (T.4.VI.5:6).
Que hoy me dé cuenta de que al decir: “No soy un cuerpo”, estoy eligiendo la alegría en lugar del dolor. En cambio, si continúo afirmando: “soy un cuerpo”, estoy eligiendo el dolor en lugar de la felicidad.

