Para los repasos de mañana y noche:
1. (99) La salvación es mi única función aquí.
Mi función aquí es perdonar al mundo por todos los errores que yo he cometido. Pues así me libero de ellos junto con él.

2. (100) Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial.
Soy esencial en el plan de Dios para la salvación del mundo.
Pues Él me dio Su plan para que yo salvara al mundo.

3. A la hora en punto:
La salvación es mi única función aquí.
Media hora más tarde:
Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial.
Audio texto Lección 115 Maya Lacuara
Ayuda para la Lección 115, Dr. Kenneth Wapnick
“Viaje a través del Libro de Ejercicios Un Curso de Milagros”
Material de apoyo por Jorge Pellicer Lección 115
Ayuda para las lección 115 de  Robert Perry  y Allen Watson

99. La salvación es mi única función aquí.

100. Mi papel en el plan de salvación de Dios es esencial.
Instrucciones para la práctica , Ver las instrucciones del Tercer Repaso
Comentario
Mi tarea es perdonar al mundo por todos mis errores (1:2). A menos que sepa algo acerca de las enseñanzas del Curso sobre la proyección, no tendré idea de lo que esto significa. Cada “pecado” que veo ahí fuera en el mundo (incluso los atentados terroristas) es, en cierto modo, una proyección de un juicio que he hecho acerca de mí mismo. Mi negativa a perdonar algo, o a verlo como una petición de amor que merece una respuesta de amor sanador, es un reflejo del grado en el que no me he perdonado a mí mismo. La forma que percibo “ahí fuera” puede cambiar, alterar y sufrir una transformación de mi propia forma de “pecado” para que yo no la reconozca. De hecho, en lo que al ego se refiere, cuanto menos se reconozca mejor. Pero el contenido es siempre el mismo. Puede que no ponga bombas a niños, pero si juzgo a aquellos que lo hacen como que no merecen perdón, estoy albergando una creencia en la venganza (que no me he perdonado a mí mismo), y mi juicio acerca de los terroristas es mi juicio acerca de mí mismo.
Por lo tanto, cuando libero al mundo de culpa, me he liberado a mí mismo.
Mi única función es perdonar. No es tener éxito en el mundo, ni cambiar algo, únicamente perdonar. Únicamente cuando acepto perdonar llego a la paz interna.
El que yo lo haga (mi parte en el perdón) es esencial para todo el proceso. Para que el mundo encuentre su completa inocencia, su falta de culpa, tengo que dejar de culparle yo. Hay personas a mi alrededor hoy que necesitan que se les quite la culpa de sus hombros y, para que así sea, me los encuentro. Puede parecer que estoy de negocios, comprando o vendiendo, enseñando, arreglando huesos rotos, o programando ordenadores, pero la verdadera razón por la que estoy aquí es para salvar al mundo, para perdonarlo y liberarlo de toda culpa.
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Extracción del libro de textos
Cada día, cada hora y cada minuto e incluso cada segundo, estás decidiendo entre la crucifixión y la resurrección; entre el ego y el Espíritu Santo.  El ego es la elección en favor de la culpabilidad; el Espíritu Santo, la elección en favor de la inocencia.  De lo único que dispones es del poder de decidir.  Aquello entre lo que puedes elegir ya se ha fijado porque aparte de la verdad y de la ilusión no hay más alternativas.  Ni la verdad ni la ilusión traspasan los límites la una de la otra, ya que son alternativas irreconciliables entre sí y ambas no pueden ser verdad.  Eres culpable o inocente, prisionero o libre, infeliz o feliz.

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