Repaso Lección 21 - 25
21. Estoy decidido a verlas cosas de otra manera.
Lo que ahora veo no son sino signos de enfermedad, desastre y muerte. Esto no puede ser lo que Dios creó para Su Hijo bien amado. El hecho en sí de que vea tales cosas demuestra que no entiendo a Dios. Por lo tanto, tampoco entiendo a Su Hijo. Lo que veo me muestra que no sé quién soy. Estoy decidido a ver los testigos de la verdad en mí, en vez de aquellos que me mues­tran una ilusión de mí mismo.
22. Lo que veo es una forma de venganza.
El mundo que veo no es en modo alguno la representación de pensamientos amorosos. Es un cuadro en el que todo se ve ata­cado por todo. Es cualquier cosa menos un reflejo del Amor de Dios y del amor de Su Hijo. Son mis propios pensamientos de ataque los que dan lugar a este cuadro. Mis pensamientos amo­rosos me librarán de esta percepción del mundo y me brindarán la paz que Dios dispuso que yo tuviese.
23. Puedo escaparme de este mundo renunciando a los pensa­mientos de ataque.
En esto, y sólo en esto, radica la salvación. Si no albergase pensa­mientos de ataque no podría ver un mundo de ataque. A medida que el perdón permita que el amor retorne a mi conciencia, veré un mundo de paz, seguridad y dicha. Y esto es lo que elijo ver, en lugar de lo que ahora contemplo.
24. No percibo lo que más me conviene.
¿Cómo podría reconocer lo que más me conviene si no sé quién soy? Lo que yo creo que más me convendría no haría sino atarme aún más al mundo de las ilusiones. Estoy dispuesto a seguir al Guía que Dios me ha dado para descubrir qué es lo que más me conviene, reconociendo que no puedo percibirlo por mi cuenta.
25. No sé cuál es el propósito de nada.
Para mí, el propósito de todas las cosas es probar que las ilusio­nes que abrigo con respecto a mí mismo son reales. Para eso es para lo que trato de usar a todo el mundo y todas las cosas. Para eso es para lo que creo que es el mundo. Por lo tanto, no reco­nozco su verdadero propósito. El propósito que le he asignado ha dado lugar a una imagen aterradora del mismo. Quiero que mi mente se vuelva receptiva al verdadero propósito del mundo renunciando al que le he asignado, y descubrir la verdad acerca de él.
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Audio texto Lección 55 Maya Lacuara
Ayuda para la Lección 55, Dr. Kenneth Wapnick
“Viaje a través del Libro de Ejercicios Un Curso de Milagros”
Meditación Leccion 55
Material de apoyo por Jorge Pellicer Lección 55
Ayuda para las lección 55 de  Robert Perry  y Allen Watson
“Repaso Lección 21 - 25”
Instrucciones para la práctica
Repasar las lecciones y así dejar que se adentren en un nivel más profundo. También, ver la relación entre ellas y lo entrelazado que está el sistema de pensamiento al que se te está llevando.
Ejercicios:
- Tan a menudo como puedas (sugerencia: cada hora, a la hora en punto), durante al menos dos minutos.
- Solo y en un lugar tranquilo, lee una de las cinco lecciones y los comentarios relacionados. Fíjate en que los comentarios como si fueran tus propios pensamientos sobre la idea. Intenta imaginarte que son tus propias palabras. Te ayudará introducir tu nombre  a menudo. Esto te preparará para la fase siguiente, en la que tú mismo produces pensamientos semejantes.
- Cierra los ojos y piensa en la idea y en los comentarios. Concretamente piensa en la idea central del párrafo del comentario. Reflexiona sobre ella. Deja que surjan pensamientos relacionados (utilizando el entrenamiento que has recibido en esa práctica). Si tu mente se distrae, repite la idea y luego vuelve a reflexionar sobre ella. Éste es el mismo ejercicio básico de la Lección 50, en el que activamente piensas sobre las ideas para dejar que se adentren más profundamente en tu mente.
Observaciones:
- Al comienzo y al final del día lee las cinco lecciones.
- A partir de entonces, haz una lección por sesión de práctica, el orden no importa.- 
Haz cada lección por lo menos una vez.
- Cumplido eso, concéntrate en una lección determinada si es la que más te atrae.
Comentario
Cada día del repaso se hace más claro el patrón preparado por las primeras 50 lecciones. En estas 10 lecciones de repaso lo escrito está entre lo más claro y sencillo de todo el Curso.
Por supuesto, estoy decidido a ver las cosas de otra manera: “enfermedad, desastre y muerte” ((1:2) no son lo que yo quiero ver. El hecho de que las vea demuestra que no entiendo a Dios, y que no sé quién soy. El mundo que veo refleja pensamientos de ataque, “todo se ve atacado por todo” (2:3). En este mundo todo vive al consumir la vida de otra cosa, ya sea un animal o una planta hay poca diferencia. Incluso la forma de vida más humilde vive de la energía emitida por la destrucción del sol. ¿Qué da lugar a este mundo? Mis propios pensamientos de ataque.
“Mis pensamientos amorosos me librarán de esta percepción del mundo” (2:6). Cambiar mi mente del ataque al amor  cambiará el mundo que veo. “Y es esto lo que elijo ver, en lugar de lo que ahora contemplo” (3:5).
¡No es de extrañar que esté confundido sobre lo que más me conviene! No sé quién soy, ¿cómo puedo saber lo que necesito? Estoy decidido a aceptar la dirección de Uno que me conoce, entiendo que no puedo percibir por mí mismo lo que más me conviene. Utilizo todo para mantener mis ilusiones sobre mí mismo (5:2). Lo que necesito es un modo de dejar que el mundo me enseñe la verdad sobre mí mismo. Viéndolo como lo veo, el mundo es aterrador; quiero conocer la verdad.
La transformación depende de mi buena voluntad para reconocer que no me gusta lo que veo, y puesto que lo que veo procede de lo que pienso, quiero cambiar lo que pienso. No sé lo que más me conviene, y el propósito que le he asignado a todo ha sido distorsionado para apoyar mi identificación con el ego (5:2), así que ahora estoy dispuesto a abandonar estas ideas. Confuso como estoy, ¿cómo puedo enseñarme a mí mismo lo que no sé? Necesito un Maestro fiable, de confianza, y en el Espíritu Santo tengo ese Maestro.
Mi única tarea es dejarme enseñar al abandonar mi falsa manera de pensar, abandonando mis pensamientos de ataque. Creo que me apoyan, pero me están destruyendo. Decido hoy elegir de manera diferente, y abrir mi mente a una manera de pensar que, todavía, no puedo entender. Abro mi corazón al amor.  


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Extracción del libro de textos
La afirmación: “Mía es la venganza, dice el Señor” es una percepción falsa mediante la cual uno le atribuye a Dios su propio pasado “malvado”.  Ese pasado “malvado” no tiene nada que ver con Dios. Él no lo creó ni tampoco lo sustenta.  Dios no cree en el castigo.  Su Mente no crea de esa manera. Dios no tiene nada contra ti por razón de tus “malas” acciones.  ¿Cómo sería posible entonces que me hubiese acusado a mí por ellas?  Asegúrate de que reconoces cuán absolutamente imposible es esta suposición, y también de que procede enteramente de la proyección.  Este tipo de error es responsable de una multitud de errores similares, incluyendo la creencia de que Dios rechazó a Adán y lo expulsó del Jardín del Edén. Quizá por eso piensas a veces que no te estoy guiando bien. He tomado las máximas precauciones para usar palabras que sean casi imposibles de distorsionar, pero siempre es posible tergiversar los símbolos si así se desea.

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