Para los repasos de mañana y noche:
1. (93) La luz, la dicha y la paz moran en mí.
Soy la morada de la luz, la dicha y la paz.
Les doy la bienvenida a la morada que comparto con Dios, porque formo parte de Él.
Les doy la bienvenida a la morada que comparto con Dios, porque formo parte de Él.
2. (94) Soy tal como Dios me creó.
He de ser eternamente como siempre he sido, al haber sido creado por el Inmutable a Su Semejanza.
Y soy uno con El, así como Él es uno conmigo.
Y soy uno con El, así como Él es uno conmigo.
A la hora en punto:
La luz, la dicha y la paz moran en mí.
Media hora más tarde:
Soy tal como Dios me creó.
Audio texto Lección 112 Maya Lacuara
Ayuda para la Lección 112, Dr. Kenneth Wapnick
“Viaje a través del Libro de Ejercicios Un Curso de Milagros”
“Viaje a través del Libro de Ejercicios Un Curso de Milagros”
Material de apoyo por Jorge Pellicer Lección 112
Ayuda para las lección 112 de Robert Perry y Allen Watson
93. La luz, la dicha y la paz moran en mí.
94. Soy tal como Dios me creó.
94. Soy tal como Dios me creó.
Instrucciones para la práctica , Ver las instrucciones del Tercer Repaso
Comentario
Soy el hogar de la luz. Mi auténtico ser es naturalmente compatible con la luz. La luz me pertenece y está en mí. No soy el hogar de la obscuridad. Por naturaleza, cuando la ilusión no la impide, extiendo luz a todo a mi alrededor.
Soy el hogar de la dicha. El sufrimiento y la tristeza no están en mi naturaleza. Cuando la dicha entra, mi mente siente que le pertenece. No hay nada en mí que se oponga a la pura dicha. No hay nada en mí que impida un ambiente de dicha constante. Por naturaleza, la dicha se extiende desde mi ser y permanece conmigo. Me siento a gusto en la dicha y la dicha se siente a gusto conmigo.
Soy el hogar de la paz. La paz me pertenece. La paz es el estado natural de mi mente, cuando está asentada en la verdad. Nada en mí se opone a un estado mental constante. La paz está en armonía con mi ser. Mi resplandor natural extiende paz a todas las mentes a mi alrededor.
Así es como Dios me creó. Así es como soy, y seré eternamente. No puedo cambiar tal como Dios no puede cambiar, soy uno con Él, y Él conmigo. Nada de lo que he hecho, dicho o pensado ha cambiado la verdad en mí. Lo que soy no puede cambiar, lo que soy es eterno y constante en su ser.
Hoy, al reconocer la luz en mí, le doy la bienvenida a la verdad. Le doy la bienvenida a la pura dicha. Le doy la bienvenida a la paz de Dios. Y las comparto con el mundo.

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Extracción del libro de textos
Cada día, cada hora y cada minuto e incluso cada segundo, estás decidiendo entre la crucifixión y la resurrección; entre el ego y el Espíritu Santo. El ego es la elección en favor de la culpabilidad; el Espíritu Santo, la elección en favor de la inocencia. De lo único que dispones es del poder de decidir. Aquello entre lo que puedes elegir ya se ha fijado porque aparte de la verdad y de la ilusión no hay más alternativas. Ni la verdad ni la ilusión traspasan los límites la una de la otra, ya que son alternativas irreconciliables entre sí y ambas no pueden ser verdad. Eres culpable o inocente, prisionero o libre, infeliz o feliz.
